La soldadura exotérmica es un proceso químico que permite la unión molecular de metales de manera perdurable. Se aplica para uniones metálicas y su uso está muy extendido en sectores como el ferroviario y como el sector eléctrico, en las conexiones de puesta a tierra.
La soldadura exotérmica, basada en una reacción termita, fue descubierta en 1893 por el químico alemán Hans Goldschmidt, tomando como punto de partida los estudios de Bekétov. De ahí, que se conozca a la reacción aluminotérmica con el nombre de “reacción Goldschmidt”. En 1895, Goldschmidt había desarrollado el proceso y lo patentó en Alemania.
Años antes, entre 1859 y 1865, el científico ucraniano Nikolái Bekétov de la Universidad de Járkov (Ucrania), observó que el aluminio restablecía metales desde sus óxidos sometidos a altas temperaturas. Estas investigaciones dieron lugar al posterior desarrollo del proceso Goldschmidt de la soldadura aluminotérmica.
La primera aplicación comercial de la reacción aluminotérmica para el hierro fue en 1899 y consistió en soldar tramos de vías ferroviarias en Essen (Alemania). Esta se exportó al continente americano, donde se extendió su uso. A la vista de su importante interés comercial, en 1928 John H. Deppeler lo patentó en Estados Unidos.
En cuanto al cobre, en 1939, Charles Cadwell realizó la primera aplicación no ferrosa para la soldadura, aplicándolo a conexiones eléctricas. En su honor se llamó, en un primer momento, a este proceso soldadura Cadweld.
Las conexiones aluminotérmicas se usan como conexiones de conductores eléctricos. El uso de la soldadura exotérmica para puestas a tierra garantiza la conductividad eléctrica sin riesgo de que las conexiones se degraden o deterioren con el tiempo.
De hecho, solo las uniones por soldaduras exotérmicas están reconocidas como forma de conexión eléctrica válida por la IEEE, como cable continuo no empalmado.
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